martes, 4 de septiembre de 2012

Y caes.

Y de repente,,, nada. No sientes nada. El tiempo se para y tú dejas de llorar. Escuchas cada una de tus respiraciones y sientes que sigues viva, que nada ha terminado aunque lo parezca porque eres la única que continúa ahí. Y entonces te das cuenta de lo sola y perdida que estás, y que nadie podría sacarte de ahí ni aunque quisiesen. Te entran ganas de morirte, de probar todas las drogas del mundo, de reír, de gritar y chillar tan alto hasta que los vecinos se quejen. De hacer locuras,,, de quererte una noche más. Porque es que el único que importa siempre has sido tú.
Y caes.
Y todo termina, y a la vez empieza de una forma u otra, porque todo esto es un ciclo sin fin.
Pero caes.
Y caes.
Y te hundes.

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