jueves, 19 de marzo de 2015

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Llevo con esto en borradores un par de semanas. Quizás no me animaba a publicar nada porque últimamente no escribo, quizás porque simplemente son mis reflexiones cuando alguien comenta algo sobre mi padre al enterarse de qué le pasa. Quiero aprovechar, ya que es el día del padre, para publicarlo, retocarlo un poco y ponerme sentimental, que está muy de moda ahora eso.

Mucha gente no sabe qué le pasa a mi padre; mi padre perdió hace nueve años ya la visión completa de un ojo. Desprendimiento de retina. Creo que alcanza a ver un 2%, que es prácticamente nada; solo sombras y algún movimiento. Fue a Barcelona a hacerse miles de operaciones, tratamientos que aún no habían probado con nadie, por si podían rescatarle el ojo. Pero no fue posible. Hasta estuvimos un tiempo viviendo en Sevilla. Aun así, se negó a ponerse un ojo de cristal. Es de ciencias, tiene la idea de que esta avanzará y quizás sí pueda arreglársele. Pese a esto, aún le quedaba otro ojo sano y perfecto, podía hacer vida normal; conducía, leía, seguía trabajando como ingeniero, como si nada hubiese ocurrido.

Cuatro años después perdió el 70% de la visión del otro ojo. Estaba trabajando, haciendo fotos a unos andamios desde una escalera; perdió el equilibrio y se llevó un golpe con el casco. A la cámara no le pasó nada.

Toda la familia entró en una especie de depresión. Más operaciones, más pruebas. Al final consiguió salvar un 30% de la visión. Ahí es cuando dejamos de tener coche en casa. Pero, la moraleja de todo esto, es que la única persona que no se deprimió en ningún momento fue él. Incluso con ese 30% de visión pudo seguir trabajando en lo suyo, organizando otras cosas, prácticamente todo el tiempo desde casa, al teléfono y con el ordenador, pero seguía trabajando.

Pero bueno, donde caben dos, caben tres; el tercer accidente de mi padre fue el que lo convirtió en jubilado. Estaba en el trabajo bajando unas escaleras, con poca luz. Al no ver, tropezó y se hizo daño en la espalda. Ese daño se convirtió en una hernia, y eso conllevó una invalidez absoluta.

Ya no trabaja en lo que le gustaba, no ve suficiente como para conducir, no puede cargar con nada de peso,,, pero nunca, en ningún momento, le he visto triste por ello. Nunca. Las pocas cosas que recuerdo de los accidentes es él diciéndole a mi madre el lado positivo de cada uno de ellos. Mi padre es feliz porque puede seguir leyendo (y mira que le he oído decir que si no, no pasa nada, se aprende braille); mi padre es feliz porque puede seguir utilizando ordenadores, puede ir al cine, puede hacer senderismo, hacer fotos,,, y él lo sabe y es feliz por todo esto. Ni siquiera le he oído quejarse de que no puede ver el 3D de una película cuando decimos de ir al cine.

Muchas veces se me olvidan estas cosas; por todo lo que ha pasado. Pero cuando alguien, como el otro día, me pregunta cómo pese a todo mi padre es capaz de seguir adelante sin deprimirse, se me dibuja una sonrisa en la cara. Es un ejemplo de superación, para mí y para todos, y estoy bastante orgullosa de ello.

En ocasiones todos podemos ver las cosas grises, nubladas, o completamente negras. Pero cuando eso ocurra hay que recordarse a uno mismo que todo tiene solución, y todo tiene un lado positivo y algo de lo que alegrarse siempre. Incluso las cosas que menos nos esperemos.

jueves, 5 de marzo de 2015

creo que tenemos un problema.

paso por delante de tu casa y solo espero que te asomes a la ventana.
puedo sentarme en un banco y esperar un rato, no sé a qué, simplemente espero verte pasar.

esto no me podía pasar antes.

pero, de repente, todos los posibles se han hecho realidad.

cada vez que camino por la ciudad recuerdo cada momento, cada situación, cada frase.
no puedes adueñarte de cada rincón de la ciudad, porque escuece salir a la calle.

creo que tenemos un problema; la vida es distinta para el resto, pero sigue igual para mí.
me da pánico abrirme y ya me siento desnuda.
desencadéname, desencadéname a mí y desencadena a mi corazón,
porque estos lazos de hierro han empezado a asfixiarme, y me falta el aliento.

creo que tenemos un problema.
creo que el problema soy yo.