lunes, 25 de febrero de 2013

"¿Por qué sois amigos?"

Porque me conoce. Me conoce tanto o más como me gustaría que me conocieses tú, e incluso más de lo que yo misma me conozco. Porque hace cosas que quiero sin que yo se lo pida. Porque él sabe cuándo me he dormido sin siquiera estar hablando. Porque sin pedirlo me ayuda. Porque cuando le veo tenemos esa forma tan peculiar de ser, de conseguir que me sonroje; esa fuerza de hacer que me vuelva estúpida y no pueda parar de sonreír, de reír, de tener la cara iluminada. Porque me hace de rabiar sin hacer que me cabree. ¿Desiguales? Puede que sí, puede que en ideas apenas nos parezcamos. Pero él consigue hacerme llorar de alegría algunas mañanas a primera hora, y algunas noches de madrugada. Porque da igual cómo o cuánto se equivoque, porque yo le voy a perdonar; porque él me va a perdonar.
Porque es como un mejor amigo.
Porque espero que no se vaya nunca.

Ojalá no se repitan historias pasadas.

Quizá.

Quizá el tiempo es obsesión de muchos en un cóctel inagotable de idas y venidas sin sentido y antimoral.