martes, 24 de mayo de 2011

Música: Los Rodríguez

No importa el problema, no importa la solución.
Me quedo con lo poco que queda, entero en el corazón.


martes, 17 de mayo de 2011

Gonna go far

J


Un dolor así te parte el corazón.
¿Y yo? ¿Qué siento yo? Parloteo sobre los pequeños acontecimientos del 7 de la calle Grenelle pero no soy muy valiente que digamos. Me da miedo ir al interior de mí misma y ver qué ocurre allí. También siento vergüenza. Pienso que quería morirme para hacer sufrir a Colombe, a mamá y a papá porque todavía yo no había sufrido de verdad. O más bien: sufría pero sin que me hiciera daño de verdad y, por ello, todos mis pequeños proyectos eran lujos de adolescente sin problemas. Racionalidades de niña rica que quiere hacerse la interesante.
Pero ahora, por primera vez, he sentido dolor. Es como un puñetazo en el estómago, me corta la respiración, tengo el corazón hecho migas y siento retortijones. Un dolor físico insoportable. Me he preguntado que si me recuperaría algún día de este dolor. Me dolía tanto que tenía ganas de gritar. Pero no he gritado. Lo que noto ahora es que el dolor sigue aquí pero ya no me impide andar o hablar, es una sensación de impotencia y de absurdos totales. Entonces ¿es así? De golpe, ¿todos los posibles se apagan? Una vida llena de proyectos, de conversaciones apenas empezadas, de deseos que ni siquiera se han realizado, ¿se apaga en un segundo y ya no hay más nada, ya no hay nada que hacer, ya no se puede volver atrás?
Por primera vez en mi vida, he sentido el significado de la palabra nunca. Pues bien, es horrible. Pronunciamos esa palabra cien veces al día pero no sabemos lo que decímos antes de habernos enfrentado a un verdadero nunca más.

lunes, 16 de mayo de 2011

Diario de besugos

- Buenos días.
- Buenas tardes.
- ¿Cómo están ustedes?
- ¿Ustedes... refiriéndose a mí?
- A usted.
- Pues somos unos ustedes muy solitarios.
- ¿Están ustedes solos?
- Ustedes no sé como estarán, yo, que soy usted, estoy más solo que un chorizo de Cantimpalo.
- Un momento, está usted equivocado.
- ¿Están acompañados los chorizos de Cantimpalo?
- No lo sé. Usted ha dicho textualmente: "Yo, que soy usted". Y sin ánimo de interferir en su ego, que yo sepa usted es usted, pero jamás será yo.
- ¡Cómo que yo jamás seré yo!
- Yo, refiriéndome a usted, será yo, siempre que usted sea yo; pero yo, refiriéndome a usted, que soy mí, jamás será yo.
- O sea que yo debo de ser mí si no soy usted a pesar de ser yo. Pues yo no entiendo esto de usted ni de mí.
- Uno es uno siempre.
- Ahora llegan los unos. O sea que aquí estamos yo, que soy yo, usted, mí, usted que soy yo desde usted, yo que es usted desde usted, mí que debe ser un vecino musical y ahora para acabar de resolver los problemas llegan los unos. ¡El completo, vamos!
- No llegan los unos.
- Pues sí no son los unos serán los otros.
- Ni los unos ni los otros.
- O sea que llegan unos pero no llega nadie. ¡Que llegada más solitaria! ¿Les estaba usted esperando?
- Yo no espero a nadie.
- ¿También vendrá Nadie? ¡Jo! No vamos a caber tanta gente.
- Nadie no llega.
- Menos mal. Uno menos.
- Oiga, ¿sabe que usted es un complicado?
- ¿Yo? ¿Complicado yo? ¡Me llama complicado a mí, él que es siete u ocho personas a la vez!
- ¿Dice usted él refiriéndose a mí?
- ¡Ya vuelven los Mis! He dicho él refiriéndome a usted.
- De modo que yo para usted soy él.
- Perdone. Usted, para mí es usted y a veces usted es él.
- ¿Qué es él?
- Usted.
- ¿Y mí? ¿Dónde me deja usted a mí?
- Mí... Mi puedo ser yo desde mí. Usted no puede ser mí, desde yo.
- ¿Desde que yo?
- Desde yo-yo.
- Oiga, deje los juegos ahora que estamos en una conversación muy seria. ¿A qué yo se refiere al decir yo-yo?
- Yo, soy yo. Usted es usted, pero como usted desde su yo es yo, y yo soy usted, para distinguirme de su yo me llamo yo-yo.
- ¿Usted se llama Yoyo? ¡Que divertido! Jamás conocí a nadie que se llamara Yoyo.
- ¡Dios! ¡Ya me ha bautizado de nuevo! Escuche, ¿usted sabe quién soy yo?
- Yoyo, ¿Yoyo Pérez, tal vez?
- Yo me llamo Agapito Martínez.
- Yo, no.
- ¿Usted no se llama Agapito Martínez?
- No, que va. Yo me llamo Fulgencio Pérez.
- ¿Usted no será pariente de Fulgencio Pérez?
- Mas que parientes, somos la misma persona.
- ¡Fulgencio, a mis brazos!
- ¿Me conoce?
- ¡Claro que le conozco! ¡Llevamos una hora hablando de de usted, de mí, de yo y de los unos! Cuente, cuente, ¿qué hace de mí?
- ¿Mí? ¿Mi a secas o Mi-mi?
- ¡Ha venido también Mimi! Ya estamos todos.
- Pues si están todos, me voy. Buenos días.
- Buenas tardes.