sábado, 22 de septiembre de 2012

rien

Hoy quiero decir que no me arrepiento de nada. De nada. No cambiaría nada de lo que he hecho desde el día en que nací. Quién sabe qué hubiese sido de mí, de cómo sería ahora, si algo de mi pasado hubiese sido diferente. Oh, si tú supieses, pequeño error enorme en mi vida, que tú fuiste realmente el porqué de mi personalidad. Cuando solías preguntarme que por qué yo era como era, que quién me había influenciado en mi vida, te hubiese gritado a voces que fuiste tú, solo tú, quien me hizo abrir los ojos, quizás muy antes de tiempo, ¿quién sabe? Yo no. Nadie puede saber eso.
Cavilante era la palabra de mi presente en mi pasado. Cuando mis ojos te encontraban entre toda esa gente, mis pupilas se disparaban y gritaban desesperadas: "Por favor, que me vea, que me mire; que me sonría", y así era; a lo lejos me observabas mientras una sonrisa se dibujaba en tu cara, y yo de una forma extremadamente pueril apartaba la mirada tan rápido que la cabeza salía de su órbita y me acababa doliendo mientras esta daba vueltas sin parar, repitiendo un "seré imbécil" una y otra vez.
Cada vez que hablábamos, vacilaba durante media hora sobre qué responder sin parecer imbécil; siempre en vano. Me temblaba el cuerpo cada vez que empezabas una conversación, jamás con un simple "hola"; nosotros salíamos de la monotonía del universo y construíamos nuestras propias normas y una única realidad: la nuestra.
Y toda aquella gente,,, entraron en mi vida como un huracán, aunque de un pequeño soplo de brisa pareciese
A día de hoy desearía que oniria volviese a aparecer y que se lleve a insomnia lejos, a insomnia y a los fantasmas de tu recuerdo.
Lo único malo de esta historia es que yo era la única participante, pero, aun así, me crezco cada día cuando pienso en ti, en lo que mi vida cambió gracias a ti inconscientemente, ojalá en algún momento te des cuenta de lo increíblemente increíble que eres.

"Ella no sueña más, y él quiere despertar".

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