jueves, 8 de marzo de 2012

el metal también se rompe

Te das cuenta de que ella era fundamental en tu vida. Te cuesta seguir si no la tienes a tu lado, apoyándote. Joder, ¿cómo pueden cambiar las cosas tan rápido? ¿Cómo fui capaz de joderlo todo en un segundo? A veces pensabas que no estabas hecha para las personas, pero cuando llegó ella supiste que todo cambiaría; y todo cambió. Intenté cambiar yo, pero resulta que yo fui la única que no cambio; ella cambió. Inconscientemente hice que pasase etapas de depresión durante mucho tiempo, pero no por mi culpa: yo le recordaba a alguien. Interés. Me di cuenta de que empezó todo siendo normal, pero acabó siendo interés. Yo estuve ahí, en las buenas. Pero cuando llegaron las malas y yo la intenté ayudar, me lo reprochaba todo. "Pobre niña rica", solía pensar yo, "no sabe lo que es el amor". Siempre se ha comparado con Blair, de Gossip Girl. Lo cierto es que tan solo viendo dos capítulos supe porqué era. La verdad, tenía razón; era como Blair. Lo malo es el mundo de fantasía y de serie de televisión que montó en su cabeza. Ella no se veía como Blair, ella ERA Blair. Llegó a comparar todos los acontecimientos que ocurrían con ella, y su vida empezó a girar entorno a Gossip Girl. Seguía repronchándomelo todo. Unos días estaba bien, otros días me llamaba y me gritaba adjetivos por teléfono (tales como víbora, bruja, y demás). ¿Estaba mi amiga enferma? Joder, había cortado con su novio, pero no sabía que fuese a ser la última vez que estuviesen juntos; y su mejor amiga rompió toda relación que pudiesen haber tenido y la borró de su memoria. ¿Era la culpa mía por recordarle los hechos? A ver, yo no recordaba nada, simplemente, mi persona, mi forma de hablar, mis expresiones... vaya, que aunque no sacase el tema yo la deprimía. Y a finales de noviembre decidió dejar de hablarme para siempre. Je. Tiene gracia. El día anterior a que decidiera dejar de hablar conmigo, me llamó al móvil a las 3 de la mañana porque se sentía sola, y tenía que llamar a su exnovio porque necesitaba hablar con él (y, SEÑORES, yo tenía que oír aquella conversación por la otra línea). La verdad es que no me importó. En absoluto. Y al día siguiente a las 9 me llamó para decirme que había tenido una pesadilla. Eso si me importó un poco. Un sábado a las 9 de la mañana, con 5 horas de sueño en el cuerpo. Pero se me pasó, estoy hecha de hierro.
Pero, hoy me doy cuenta; el metal también se rompe.

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