domingo, 20 de febrero de 2011

Película: The holiday




He comprobado que casi todo lo que se ha escrito sobre el amor es cierto. Shakespeare dijo: “Los viajes terminan con el encuentro de los enamorados” ahh que idea más extraordinaria. Personalmente nunca he experimentado nada ni remotamente parecido a eso, pero estoy convencida de que Shakespeare sí. Supongo que pienso en el amor más de lo que debería. Me admira constantemente su abrumador poder de alterar y definir nuestras vidas. También fue Shakespeare quién dijo que el amor es ciego. Pues bien, estoy segura de que eso es verdad.
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Para algunas personas, de forma inexplicable, el amor se apaga. Para otras, el amor sencillamente se va. Si bien es cierto, por supuesto, que el amor también puede encontrarse, aunque sea solo por una noche.
Sin embargo, existe otra clase de amor, el más cruel, aquel que prácticamente mata a sus víctimas. Se llama amor no correspondido, y en ese apartado soy una experta.
La mayoría de historias de amor hablan de personas que se enamoran entre sí, pero qué pasa con los demás, ¿quién cuenta nuestra historia? La de aquellos que nos enamoramos solos. Somos víctimas de una aventura unilateral, somos los malditos de los seres queridos, los seres no queridos; los heridos que se valen por sí mismos, los discapacitados sin plaza de aparcamiento reservada. Sí, estáis viendo a una de estas personas. He amado por voluntad propia a ese hombre durante tres amargos años, sin duda los peores de mi vida; las peores navidades, los peores cumpleaños, Nocheviejas que acaban con lágrimas y valium . Estos años que he estado enamorada han supuesto los días más nefastos de mi vida y todo porque he sufrido la maldición de enamorarme de un hombre que no puede ni quiere corresponderme. Oh Dios, nada más verle se me acelera el corazón, siento un nudo en la garganta, no puedo ni tragar

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